“Bailar
es luchar contra todo lo que retiene, todo lo que sepulta, todo lo que pesa y
agobia. Es descubrir con el cuerpo la esencia y el alma de la vida…es entrar en
comunicación física con la libertad. Por lo tanto, es practicar el Arte
Sagrado.”
Jean Louis Barrault
Cuando en el año 2010 fui invitada por Phileas del Montesexto
a ofrecer un breve espacio de Danzas Circulares Sagradas en el primer Encuentro
Mundial de OPI, aquí en Montevideo, no imaginé que estábamos comenzando a
cocrear un hermoso y fértil camino de crecimiento y aprendizaje , y cuánto iba
a significar esta experiencia en mi propio proceso personal.
En cada instancia compartida, confirmo la enorme afinidad de
propósitos y objetivos en esta búsqueda de la reconexión con la Esencia, el
Uno, las Verdades Primordiales, más allá de las diferencias o ilusiones de
separación.
En el círculo, tomados de las manos, podemos vivenciar a
través de la música y la danza el tiempo y el espacio sagrados, en una
experiencia que nos involucra enteros, en cuerpo y alma, y nos acerca más a lo
Divino, tanto en lo individual como en lo colectivo.
A través de la danza celebramos la Unidad en la Diversidad,
nos conectamos con músicas y pasos que nos vienen del inicio de los tiempos, y
juntos, podemos descifrar los códigos que encierran los Símbolos Sagrados: el
Círculo, el Laberinto, los Mandalas, los Cuatro Elementos, el Árbol de la Vida,
el culto a la Diosa, todos ellos están presentes en las danzas ancestrales…para
acceder a ellos, sólo hace falta abrir el corazón.
Ann Burton decía que cuando se forma el círculo, descienden
las entidades de la danza, y brindan a cada uno lo que necesita…yo creo que la
experiencia de la danza circular, grupal y colectiva, tiene una dimensión de
viaje personal, único e intransferible: cada danza convoca en nosotros una
energía diferente, a veces de expansión, de juego, de alegría, y otras de
interiorización, de llevarnos “hacia adentro”, de contacto con lo Divino y
Sagrado que habita en cada uno de nosotros.
Colaborar en las actividades de OPI ha significado para mí
una valiosa oportunidad de crecimiento, aprendizaje y profundización en el
conocimiento de la Filosofía Iniciática, y le ha aportado una base mucho más
sólida a mi trabajo con las Danzas Circulares: gracias también por eso, y por
tanto…
Por las oportunidades de encuentro e intercambio, por los
abrazos, las sonrisas, los vínculos que hemos ido construyendo a través del
tiempo, y esta hermosa oportunidad de sentirme parte de esta Comunidad Fraterna,
compartiendo la Danza de la Vida.
Por muchos encuentros más!
Paz y Bendiciones para todos los círculos.
“la danza la enseñan los dioses,
La naturaleza le da los colores y la música,
Los hombres la comprenden y le ponen nombre
Y la regresan otra vez convertida en vida...
Por eso es fiesta, para que bailen juntos dioses,
naturaleza y hombres...”
Marrakame
(Chaman de la etnia Wixarrica- Huichol).
Lena Strani - Revista "Axis Mundi" No. 23 - marzo 2015