Cuando en el año 2010 fui invitada por Phileas del Montesexto
a ofrecer un breve espacio de Danzas Circulares Sagradas en el primer Encuentro
Mundial de OPI, aquí en Montevideo, no imaginé que estábamos comenzando a
cocrear un hermoso y fértil camino de crecimiento y aprendizaje , y cuánto iba
a significar esta experiencia en mi propio proceso personal.
En cada instancia compartida, confirmo la enorme afinidad de
propósitos y objetivos en esta búsqueda de la reconexión con la Esencia, el
Uno, las Verdades Primordiales, más allá de las diferencias o ilusiones de
separación.
En el círculo, tomados de las manos, podemos vivenciar a
través de la música y la danza el tiempo y el espacio sagrados, en una
experiencia que nos involucra enteros, en cuerpo y alma, y nos acerca más a lo
Divino, tanto en lo individual como en lo colectivo.
A través de la danza celebramos la Unidad en la Diversidad,
nos conectamos con músicas y pasos que nos vienen del inicio de los tiempos, y
juntos, podemos descifrar los códigos que encierran los Símbolos Sagrados: el
Círculo, el Laberinto, los Mandalas, los Cuatro Elementos, el Árbol de la Vida,
el culto a la Diosa, todos ellos están presentes en las danzas ancestrales…para
acceder a ellos, sólo hace falta abrir el corazón.
Ann Burton decía que cuando se forma el círculo, descienden
las entidades de la danza, y brindan a cada uno lo que necesita…yo creo que la
experiencia de la danza circular, grupal y colectiva, tiene una dimensión de
viaje personal, único e intransferible: cada danza convoca en nosotros una
energía diferente, a veces de expansión, de juego, de alegría, y otras de
interiorización, de llevarnos “hacia adentro”, de contacto con lo Divino y
Sagrado que habita en cada uno de nosotros.
Colaborar en las actividades de OPI ha significado para mí
una valiosa oportunidad de crecimiento, aprendizaje y profundización en el
conocimiento de la Filosofía Iniciática, y le ha aportado una base mucho más
sólida a mi trabajo con las Danzas Circulares: gracias también por eso, y por
tanto…
Por las oportunidades de encuentro e intercambio, por los
abrazos, las sonrisas, los vínculos que hemos ido construyendo a través del
tiempo, y esta hermosa oportunidad de sentirme parte de esta Comunidad Fraterna,
compartiendo la Danza de la Vida.
Por muchos encuentros más!
Paz y Bendiciones para todos los círculos.
“la danza la enseñan los dioses,
La naturaleza le da los colores y la música,
Los hombres la comprenden y le ponen nombre
Y la regresan otra vez convertida en vida...
Por eso es fiesta, para que bailen juntos dioses,
naturaleza y hombres...”
Marrakame
(Chaman de la etnia Wixarrica- Huichol).
Lena Strani - Revista "Axis Mundi" No. 23 - marzo 2015